Día: Martes
Tema: “Una promesa inquebrantable”
Lectura: Génesis 5:3-8
Versículo clave: 3
Lectura de apoyo: Génesis 3:15; 1ª Corintios 15:47-50; 2ª Corintios 1:18-20; Filipenses 3:20-21
Cuando el hombre pecó Dios prometió un Salvador que nacería de una mujer. Al morir Abel y Caín ser expulsado parecía que la esperanza de que se cumpla la promesa estaba terminada, pero con el nacimiento de Set volvía la esperanza de vida (Génesis 4:26). El plan eterno de Dios seguía su curso, su promesa eterna es inquebrantable.
Antes de la fundación del mundo, antes que todo fuese, cuando Dios estaba en su consejo eterno, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, establecieron una promesa de vida eterna que se dio a conocer por medio del evangelio. La presencia del pecado en el hombre hacía necesario un sacrificio que los cubra para poder relacionarse con ellos sin que afectara la pureza (santidad) de Dios. Entonces El Padre eligió a los que salvaría de sus pecados, el Hijo prometió morir por ellos y el Espíritu Santo prometió llamarlos y guardarlos hasta el fin. Pero todo debe ser hecho en su debido orden y tiempo. Primero han de nacer como cualquiera y ser como Adán fue, llevando su pecado, luego creer que Jesús murió en la cruz para salvarlos y que resucitó para darles una nueva vida y después ser hechos con la imagen de Jesús para pasar toda la eternidad en su patria celestial. Mas allá del tiempo y de todo lo que pueda pasar en este mundo, en esta vida, esta promesa de Dios es inquebrantable para todo aquel que cree en Jesús, para todo aquel que viene a Jesús a pedir perdón de sus pecados y rogar la misericordia eterna. Dios no miente, ¿Le crees? Tito 1:2