Cuando aún nada de todo lo conocido existía, Dios ya estaba allí. El gran Yo Soy, el único que tiene vida en sí mismo, el alfa y la omega, el principio y el fin se gozaba eternamente en su íntima comunión. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, hicieron un pacto eterno para la manifestación de su gloria, una excelsa manifestación de todo su ser. Así todas las cosas vinieron a existir por el poder de su palabra. Romanos 11:36
Texto a memorizar en esta semana:
Apocalipsis 4:11:
Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.