- Lectura: Josué 2:15-21
- Versículo clave: Josué 2:21
- Lectura de apoyo: Deuteronomio 7:9-10; Jeremías 31:31-34; Mateo 26:27-28; Hebreos 10:11-18
Conociendo Rahab el juicio y destrucción que iba a acontecer en su ciudad y el juramento que hizo por misericordia con los espías, los despidió de su casa con la esperanza que al entrar el pueblo a poseer la tierra le concederían la salvación, no solamente a ella sino también a toda su familia. Por la fe, puso el cordón de grana en su ventana dando testimonio del pacto por el cual Dios le libraría de la muerte. El Salvador cumple con su pacto.
Aunque el hombre en su rebeldía desobedezca la ley de Dios y quebrante el pacto con su Creador, Dios permanecerá fiel a su palabra. Como Juez Justo, airado contra el pecado, en su gracia y misericordia proveyó un camino y único medio de salvación por el cual el pecador en perdonado y justificado, librado de su ira y castigo que merece por su maldad: Jesucristo. El Unigénito Hijo de Dios vino al mundo y murió en la cruz tomando en sí mismo el castigo justo de Dios por los pecados de todo su pueblo. Su sangre derramada nos cubre y aleja de la ira de Dios y en su resurrección nos da vida. Pero el que abandona este pacto y no está cubierto con la sangre de Jesús, enfrentará el juicio y la ira de Dios. ¿Estás por la fe confiando en la sangre de Jesús? Apocalipsis 20:12-15