- Lectura: Josué 2:8-11
- Versículo clave: Josué 2:11
- Lectura de apoyo: Salmos 135:5-6; Isaías 43:10-13; Daniel 4:35; Romanos 1:16
Las proezas y maravillas de Dios, sus obras y su poder, le habían dado una fama temible ante todos los que las conocieron. Tan fuerte era este testimonio, que había llegado a oídos de los habitantes de Jericó de tal forma, que temblaron al oír que Dios traía a su pueblo para conquistar la ciudad. ¡Nadie podría detenerlo! Por eso Rahab lo relata así: El país ha desmayado por causa de vosotros. No hay otro Dios como Jehová, arriba en los cielos y abajo en la tierra. Cuando Dios salva a su pueblo muestra su inmenso poder.
Muchas personas dicen conocer a Dios hoy día. Así también muchos tienen alguna información sobre Dios y su obra. En la mayoría de los casos, esa información es superficial y distorsionada, pobre y equivocada. Si este mundo conociera al Dios que anuncia el evangelio, sus almas desfallecerían ante su poder, grandeza y majestad. Temblarían ante el Dios de toda gloria, ante su justicia y santidad, sabiendo que solo les espera el juicio y la condenación por sus pecados, el pago por sus obras. Dios es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, todo lo que quiere lo hace y nadie le puede detener. Cuando Él dice algo lo cumple y nadie lo puede cambiar. ¿Qué haces tú con lo que sabes de Dios? ¿Tiemblas? ¿Temes? ¿Desfalleces? ¿Esperas su perdón? Dios tiene poder para condenar a todos aquellos que no le creen, ni se arrepienten, ni le obedecen, pero también tiene el poder para salvar a todo aquel que cree en Jesús. Cree en Él y serás salvo. Romanos 8:31-32